Acabamos la semana con un post que entrelaza dos de los pilares del estándar UNO100: BIM y paisajismo. Nos han solicitado participar en la publicación del libro “Representación gráfica del paisaje”, contando nuestra experiencia de diseñar un proyecto de paisajismo de gran envergadura como el Parque Isla de Corfú (podéis ver el proyecto haciendo clic aquí) en 3D con la metodología BIM, algo poco común aún en España.
Como podéis ver en nuestra página web, BIM (Building Information Modeling) es una metodología de trabajo que, a través de un modelo 3D inteligente, podemos modelar el proyecto tal y como será en la realidad y controlar todos los detalles en tiempo real. A continuación, os dejamos algunos pasos para entender un poco mejor cómo trabajamos con la metodología BIM en un proyecto de paisajismo.
Ideamos a mano
Damos los primeros pasos a mano, con la herramienta de ideación más rápida y flexible. Tenemos la idea: de cara a la modelización 3D BIM, el proyecto consiste en trabajar con los desniveles existentes entre las calles perimetrales y dentro de la parcela, creando terrazas a diferentes alturas (elevadas o rehundidas), unidas por taludes, caminos, rampas, escaleras y gradas.
Saltamos a BIM. Beneficios.
El salto a BIM es un salto lento y complicado. Todo aquello que has dibujado a mano, con trazos fluidos y voluntariamente inexactos e indefinidos, depende ahora de muchos parámetros que no pueden ser tales y que al principio lastran la fluidez del diseño. Sin embargo, estos parámetros permiten alcanzar un grado de exactitud, control y flexibilidad, conforme se profundiza en el proyecto, que son claramente beneficiosos para él y para el proyectista. Hacen de BIM una herramienta revolucionaria, con un potencial enorme para la representación de proyectos, en este caso de paisajismo.
Saltamos a BIM. Pasos.
Este salto a BIM comienza con la modelización de una superficie topográfica a través del plano topográfico. Esta se compone de puntos, cada uno con unas coordenadas X, Y, Z. Después, creamos todos los niveles que vamos a necesitar en el proyecto. Vinculando nuestras terrazas a ellos explotamos el potencial paramétrico de BIM: modificando la cota del nivel, todos los elementos asociados a ella se mueven y los elementos asociados a estos elementos se adaptan. Cuidado con esto, BIM no puede leerte la mente: si tú no has enlazado correctamente los elementos, el programa no responderá como tú quieres. Modelizamos las terrazas como plataformas de construcción, a las cuales se adapta automáticamente la superficie topográfica, excavando y rellenando con cortes a plomo. A partir de estos cortes configuramos las pendientes de los taludes moviendo puntos de la topografía, teniendo en cuenta la estabilidad del terreno, la plantación de vegetación y el diseño.
Modelamos en BIM, también como plataformas, los caminos y rampas que unen las terrazas. Atendiendo a las pendientes y rellanos que exige la normativa, vamos modificando las alturas de las terrazas, las cuales también tienen pendiente de evacuación de aguas. Con BIM, vemos con máxima exactitud las cotas y posiciones relativas de todos los elementos del modelo y las modificaciones que hacemos en tiempo real, tanto en 3D como en planta y sección. Esta diferencia respecto al dibujo en 2D es crucial y nos permite “jugar” con la seguridad de que, si el modelo BIM funciona, en la realidad lo hará también.
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